Cara pengula

Cuando tan solo era un niño, siguiendo el mismo alevoso plan pergeñado por las pérfidas élites bollrrotienses para someter a semiesclavitud a su propia ciudadanía, bajo el pretexto de que se le concedería el honor de alcanzar la condición de ciudadano de pleno derecho, Dupe fue separado de su familia, de todos los seres que lo habían amado y cuidado desde que naciera así como de su pequeña y entrañable aldea natal, Melitaselemat. Fue artificiosamente expatriado a Bollrrott, tal y como antes aconteciera a sus inocentes hermanos mayores y a tantos y tantos cientos de miles de cándidos niños de su misma aldea y de los incontables poblados y villorrios que conformaban los extensos dominios y zonas de influencia de la inmisericorde capital de la más altiva de las Ciudades-Estado de Thera; la implacable y poderosa Bollrrott.

Hasta aquí pudiera parecer que esta novela versara sobre un imaginario improbable e irreal relato; de algo tan ajeno y alejado de nuestra cotidiana realidad que, en ningún caso, podría afectarnos ya que solo se trata de eso, de una ficción… Pero, ¿y si por la mañana se despertara embargado por una inquietante desazón y, después de observar en silencio y con meticuloso detalle cuanto a su alrededor acontece, descubriera que… todo se ha vuelto tan irreal como en el universo bollrrottiano y que usted se ha convertido en involuntario protagonista de una de las múltiples historias que aquí se narran…? O, lo que es más preocupante, ¿y si descubre que ya hace algún tiempo que en su vida diaria está interpretando alguno de esos papeles? El de uno de los involuntarios personajes que aquí aparecen; sí, sí, ese que tan especialmente le ha inquietado, ¿su alter ego…?